del
Sr. Secretario de Estado de Cultura
de República Dominicana
Lic. José Rafael Lantigua,
En el acto de develizamiento del busto de
Juan Pablo Duarte,
Fundador de la República Dominicana,
Padre de la Patria
Jueves 23 de julio de 2009
Vejer de la Frontera, Cádiz, España
Honorable Sr. Alcalde de Vejer de la Frontera:
Autoridades edilicias:
Representativos culturales:
Señores miembros de la delegación de la Secretaría de Estado de Cultura de República Dominicana:
Compatriotas y compueblanos de la ciudad de Moca:
Señoras y Señores:
Esta tarde, que ya finaliza, se convierte en escenario propicio para celebrar un suceso que, con toda seguridad, tiene especial valor histórico y habrá de trascender como un momento memorable para nuestros dos pueblos. Por primera vez, una delegación oficial del gobierno de la República Dominicana, en misión de revalorización patriótica, visita la ciudad donde nacieron los ancestros paternos del Fundador de nuestra nacionalidad, don Juan Pablo Duarte y Diez.
Hace 241 años, un hombre de segura naturaleza humilde, nació en Vejer de la Frontera, para constituirse con el paso de los años en un ciudadano notable de Santo Domingo y en el progenitor de quien terminaría siendo el fundador de la patria dominicana.
Aunque suele recordarse a Juan José Duarte, por ser el padre de Juan Pablo, en verdad toda la ascendencia paterna de nuestro Padre de la Patria, nació, vivió y murió en esta ciudad. Aquí nacieron sus tatarabuelos, Joseph Duarte y Catalina Gil, así como sus bisabuelos, Cristóbal Duarte Gil, quien naciera aquí en 1710 y muriera en 1735, siendo enterrado en la Parroquia El Salvador; y, Catalina Jiménez García, esposa de Cristóbal, quien naciera el mismo año de 1710, y quienes tuvieron un hijo, Manuel Duarte Jiménez, nacido en 1745 y fallecido en 1764.
Ese Manuel Duarte Jiménez casó con Ana María Rodríguez de Tapia, quien naciera en 1749, y ambos tuvieron a su hijo Juan José Duarte Rodríguez, nacido el 15 de junio de 1768.
No sabemos con certeza cómo el vejeriego Juan José Duarte, nacido en 1768 en esta tierra, embarcó a Santo Domingo, pero se tiene constancia de que, a sus 31 años, o sea hacia 1799, ya estaba establecido en la primera ciudad del Nuevo Mundo, la Primada de América, donde aparece registrado como padrino de un bautizo.
Cuando el general haitiano Toussaint Louverture ocupó la parte española de la Isla en el 1801, muchas familias criollas emigraron a Cuba y Puerto Rico, y al parecer entre quienes emigraron a Puerto Rico estaba Juan José Duarte y la familia de Manuela Díez. Juan José y Manuela, por tanto, se casan en Mayaguez, Puerto Rico, donde nace el primer hijo de esta pareja, Vicente Celestino Duarte.
Juan José Duarte y Manuela Diez, que era igualmente descendiente de españoles (su padre procedía de Palencia, Castilla La Vieja), regresan a Santo Domingo hacia 1804, cuando fueron expulsados los franceses y la colonia volvió de nuevo a ser regentada por España. Tuvieron 12 hijos, y el cuarto de ellos fue Juan Pablo Duarte, quien nació en 1813, y quien siendo un adolescente viajó a Barcelona donde se cree que realizó estudios y permaneció allí, según afirman algunos historiadores, bajo el amparo de parientes cercanos y valiosas relaciones de familia.
En Barcelona, este joven descendiente de españoles, queda impresionado por la vida democrática que, para entonces, se respiraba en esa tierra y que aún Santo Domingo no conocía, sometida al yugo de 22 años del ejército haitiano. Por eso, cuando Duarte regresa a Santo Domingo de su viaje a Barcelona, un antiguo profesor suyo le pregunta qué fue lo que más le impresionó de ese viaje, y el joven le contesta que los fueros y libertades que conoció en Cataluña.
No hay dudas de que esa influencia marcó en el joven Juan Pablo el interés de producir un movimiento de rebelión contra la dictadura haitiana y crear las condiciones para fundar la nación dominicana, que finalmente es proclamada el 27 de febrero de 1844, hace 165 años, cuando ya el vejeriego Juan José Duarte, su padre, había fallecido en noviembre de 1843, justo tres meses antes del grito de Independencia, a los 75 años de edad.
Juan José Duarte fue un gran colaborador de la causa que defendía su hijo Juan Pablo, y le ayudó a buscar refugio seguro cuando las huestes haitianas lo persiguieron con saña, mientras él adelantaba su plan independentista. No pudo ver la obra final de su hijo, pero no tuvo reparos en entregarle sus bienes y su respaldo económico para que llevara a cabo la Independencia de su país y para que insuflara en sus seguidores la idea de liberarse del yugo haitiano y fundar la nueva república.
Que momento pues, de orgullo patriótico, es éste que vivimos ahora los hijos de la patria de Duarte, al venir por primera vez a Vejer de la Frontera, donde nacieron sus ancestros y donde vio la luz de la vida su progenitor, para rendir a través de la imagen del Fundador de la República Dominicana, un homenaje de amor, de gratitud y de simpatía eternas, a esta tierra gaditana donde comenzó, hace más de dos siglos la historia familiar de quien nos daría una nación, un Estado y el gentilicio que nos identifica como dominicanos.
Vejer de la Frontera y República Dominicana tienen una vinculación histórica entrañable y por eso, el hermanamiento que se ha producido hace unas horas entre nuestra ciudad nativa, Moca, en el norte de nuestro país, y esta ciudad, debiera ampliarse a toda Santo Domingo, a toda la nación dominicana que, en virtud de la empatía histórica con los ancestros directos de quien fundara nuestra nación, debe tener a Vejer como un territorio de valoración especial para todos los dominicanos.
Y, sin embargo, este hombre excepcional, hizo pacientemente su obra de redención, sembró las luces de la emancipación, alentó los espíritus acobardados, instigó permanente la resistencia, y terminó conociendo el momento de la libertad y de la independencia, desde las estrechas y angustiosas vías del ostracismo, pues acosado por las huestes haitianas sus compañeros se vieron obligados a sacarlo del país. No estuvo pues, en el momento supremo cuando la osadía de Ramón Matías Mella disparó el trabucazo que llamaba a la libertad, y la bravura de Francisco del Rosario Sánchez elevaba por primera vez a los aires la bandera que identificaba a la naciente República.
Alguien ha señalado que debe ser terrible el destino de esos hombres, que se quedan vivos por un tiempo, para ver como las gotas caen lentamente y cavan la piedra.
No es, sin embargo, el rostro azaroso y trágico de Duarte, el que deseo exaltar esta tarde en que dejamos plantada su imagen en la ciudad de Vejer. Es el rostro y la historia del Duarte visionario, del Duarte profético, del Duarte apóstol, del Duarte que educó con el pensamiento y cuyo ideario fue una manifestación de victoria sobre las adversidades y un testimonio vívido y trascendente de la ejemplaridad de una concepción que pervive sobre todas las contingencias y que se afianza, cada día, como guía de verdad y esperanza.
Es el rostro del Duarte-ideal, del sistema ideológico que se expresa a través de la amplia gama de su pensamiento, internado en los linderos de la concreción social y política, y que traspasó la frontera de las limitaciones y de las permeabilidades humanas.
La gran lección de Duarte está en su ideario, que corrió parejo con su noble existencia. El Duarte que fue rectitud moral, escuela y vínculo de fraternidad, de igualdad y libertad. El Duarte que enfrentó con alto criterio moral los vicios de la delación, el crimen y la traición. El Duarte que tuvo un concepto definido y vital para nuestro presente y para nuestro futuro, sobre lo que significa la independencia nacional.
El Duarte que consideró inicua la esclavitud bajo cualquier protectorado y que entendió que la Patria no debe ser “patrimonio de familia ni persona alguna propia ni mucho menos extraña”, pensamiento que un ilustre escritor definiera como “noción global y no fragmentaria del patriotismo”.
La voz del patricio dominicano por excelencia, ha sobrevolado los tiempos y ha venido a dejarse sentir en medio de todas nuestras realidades. Por eso Duarte, sigue existiendo entre los dominicanos, con sus principios renovadores, con su voluntad redentora, con su sacrificio trascendente.
Fue el primero en el ideal, el primero en la iniciativa de redención, el primero en el esfuerzo, en la orientación nacionalista, en la faena revolucionaria, en la obra de la independencia, en el sacrificio, en el martirio. Fue apóstol “en todos y en cada uno de los momentos de su vida”.
Por estas raíces que sembró en la juventud le fue difícil al dominador apagar la llama de la reivindicación cuando el patricio se ausentó del país, llama de liberación que alumbró redentoramente en aquel histórico febrero de 1844. Había nacido la República Dominicana.
La imagen de este “hombre sobremanera virtuoso”, como lo llamara Joaquín Balaguer, uno de sus grandes biógrafos; en quien no se encuentra en su fecunda y trascendental existencia “ni una gota de sangre, ni una mancha de lodo”, al decir de una de las cumbres de nuestra literatura, Manuel de Jesús Galván; de quien es la figura más alta y más inmaculada de la historia dominicana; esa imagen, hijas e hijos de Vejer, es la que venimos hoy a dejar en esta tierra en esta tarde de julio, justo cuando hace algunos días recordamos en nuestro país, como cada año, el aniversario de la Sociedad Patriótica La Trinitaria, fundada el 16 de julio de 1838, núcleo que creó las bases para el nacimiento de la nación dominicana.
A partir del año 2004, nos propusimos establecer plazas duartianas en distintas partes del mundo, con la finalidad de difundir la vida y obra de Juan Pablo Duarte, y los grandes valores que encarnó para fundar la República Dominicana.
Como producto de esa planificación, aparte de otros países, se han inaugurado, siempre con el respaldo de los ayuntamientos de cada comunidad, plazas en honor a Duarte, en el caso de España, en Madrid, en el Parque del Oeste, que tuvo a bien inaugurar el Excmo. Sr. Presidente de la República, Dr. Leonel Fernández, en el año 2006, junto con el Honorable Alcalde de Madrid, y en el año 2008, en la ciudad de Sevilla. Ayer, tuvo lugar el develizamiento del busto duartiano en la ciudad de Cádiz.
Esta es pues, la cuarta plaza donde se develiza un busto de nuestro gran patricio, acción que concluirá en octubre, con la inauguración de una plaza en Barcelona, completando de este modo cinco plazas con bustos de Duarte en tierras españolas.
El Gobierno Dominicano, por nuestro intermedio, desea agradecer profundamente a la Honorable Alcaldía de Vejer de la Frontera, el haber encontrado un lugar tan propicio para dejar hoy inaugurada esta plaza en honor de Juan Pablo Duarte.
La vida y la obra de Duarte se difunde y proyecta de manera constante a través del mundo, como paradigma del ideal de redención dominicana, que es también hoy ideal de progreso, de modernización, de integración y de solidaridad.
Al agradecer a las autoridades edilicias de Vejer, su apoyo para la realización de esta iniciativa, deseamos reiterar, en nombre del gobierno y pueblo dominicanos, nuestros más firmes vínculos de amistad y solidaridad con esta ciudad tan unida históricamente a nuestra patria, aspirando firmemente que estos lazos crezcan, se solidifiquen y mantengan, para mantener viva la llama de fraternidad que necesariamente debe existir entre nuestros dos pueblos.
La presencia como residente en Cádiz y Vejer de la Sra. Mayra Bencosme Balcácer, a quien agradecemos todos los esfuerzos que realizara durante varios años para que este propósito se cumpliera, garantiza seguramente la continuidad de este viaje que hemos emprendido para poder honrar la memoria de nuestro ilustre padre y fundador.
Que la imagen de Duarte, que desde hoy se queda en Vejer, sirva a nuestros dos pueblos para unificarnos en el propósito de fomentar entre nosotros los valores de fraternidad, libertad y democracia que todos defendemos.
23 de julio de 2009
Plaza Juan Pablo Duarte,
Frente a la Barriada República Dominicana
Vejer de la Frontera, Cádiz, España
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Referencias bibliográficas:
“Biografía de Juan Pablo Duarte”. Orlando Inoa. Editorial Letra Gráfica, Santo Domingo, 2008.
“Duarte en el Ideal. Hacia una revalorización del ideal duartiano”. José Rafael Lantigua. Comisión Permanente de Efemérides Patrias. Amigo del Hogar, Santo Domingo, 1999.
“El Cristo de la Libertad. Vida de Juan Pablo Duarte”. Joaquín Balaguer. Fumdación de Crédito Educativo. Madrid, 1970.
“Vida de Juan Pablo Duarte”. Pedro Troncoso Sánchez. Instituto Duartiano. Amigo del Hogar, 1975.
“Vicisitudes de Juan Pablo Duarte”. Juan Daniel Balcácer. Banco Central de la República Dominicana, 1998.-
Los datos genealógicos fueron tomados de la conferencia “Genealogía de Juan Pablo Duarte y Diez” dictada por el ingeniero Antonio Joseé Guerra Sánchez, Secretario de la Academia Dominicana de Genealogía y Heráldica, Inc., disertados en la XII Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2009.
Hola!
Estoy fascinada con la historia de la Independencia de la República Dominicana.
Mi nombre es Veronica Centeno Diez y soy descendiente del General Mariano Diez, hermano de Doña Manuela Diez, madre de Juan Pablo Duarte y quienes lucharon juntos en el movimiento Independentista.
Me ha costado mucho conseguir la información del General Mariano en cuanto a su descendencia y conyuge, ¿ustedes podrían ayudarme? Muchas Gracias.
Hola de nuevo,
Mi correo electrónico es verocentenodiez@gmail.com
Gracias!